Es difícil imaginar una situación más idílica que la de una chica corriendo por la playa con el mar de fondo y el sol relumbrando en el horizonte. Pero correr por la arena, por muchos beneficios que tenga, es complicado y resulta simple cometer fallos que acaben derivando en lesiones.

El mayor beneficio que tiene es que, siendo una superficie irregular y asimismo inestable, la arena da un entrenamiento de fuerza extra para los músculos inferiores de la pierna, pues se debe trabajar más para mantener la estabilidad de los pies. Por otro lado, a causa del hundimiento de los pies en la arena, aumenta la complicad del cuerpo en el instante de levantar los pies de la superficie para mantener el ritmo, como aumenta la intensidad de la carrera.

La arena exagera los pasos del corredor y cuanto más gruesa es, mayor es la complicad de los pasos. Da la sensación de estar subiendo una cuesta, puesto que los muslos debe trabajar sensiblemente más para impulsarse. Y como cualquier otra actividad nueva, puede dejar el cuerpo dolorido.

Prosigue estos consejos y disfruta de las carreras por la playa sin tener dolores ni agujetas al día siguiente.

entreno playa

1. Corre por la orilla

La mejor zona para correr por la playa es la orilla, puesto que la arena está más compacta y húmeda. Esto favorece el ejercicio y la eficacia del entrenamiento, a diferencia de las zonas donde la arena está seca y suelta, que complica el entrenamiento y daña al cuerpo.

2. Corto y poco frecuente

Si bien tus músculos trabajan muy, muy duro y más de lo usual, el impacto del ejercicio lo vas a apreciar y se hará presente tras múltiples horas, e incluso al día siguiente. Generalmente, las consecuencias del entrenamiento se aprecian por la mañana, en el instante en que te despiertas dolorido y prácticamente sin poder disfrutar de las vacaciones. Te invitamos a comenzar con 20-25 minutos (incluso menos) de carrera por la playa, para asegurar que no te excedes. Y sobretodo, si vives o veraneas cerca de la costa, no cambies las carreras de asfalto o montaña por las de playa únicamente. Hay que mantener un equilibrio entre los diferentes terrenos.

3. Ir descalzo

Correr con arena en las zapatillas o los calcetines mojados no solo complica el entrenamiento, sino más bien es poco agradable y asimismo incomodo. Por tal razón, te recomendamos correr por la playa descalzo. Es un hábito que tiene muchos beneficios para la salud. Desde favorecer el sistema circulatorio, a mejorar el estado de la piel de la planta de los pies. Aún así, si eres propenso a las lesiones o precisas un calzado singular (plantillas, compresores…) seguramente desees mantener las zapatillas puestas.

Si no estás seguro de comenzar a correr descalzo por la playa puesto que no sabes de qué forma afectará a tus pies, puedes hacer una prueba. Primero anda un kilómetro por la ribera y por la arena para ver de qué forma responde tu cuerpo a esa experiencia, pero sobre todo, para ver de qué forma te sientes al día siguiente. Si estás muy dolorido, no deberías correr descalzo.

4. Terreno plano

En contraste al running en cintas de correr, la arena no es una superficie plana, pues tiene surcos. Aparte de esto la ribera, siendo donde acaba la ola, habitúa a ser inclinada. Debes intentar correr por la parte más llana de la ribera, aprovechando la superficie llana y plana que dejan las olas.

Es recomendable que no hagas un circuito por la playa, sino más bien hagas un camino de ida y vuelta. De este modo puedes utilizar el mismo terreno plano y nivelar los desequilibrios que hayas hecho a la ida. Al comenzar tendrás más inclinación a la derecha, pero cuando vuelvas tendrás esa inclinación a la izquierda.

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5. ¡Mantenerse a salvo!

Es esencial que cuando hagas cualquier tipo de ejercicio al aire libre y durante las horas de sol, protejas la piel con crema solar. Pero sobretodo, al correr por la arena, hay que extremar las precauciones, pues no hay ninguna zona que puedas protegerte del sol. Por tal razón, antes de salir a entrenar debes ponerte una alta cantidad de crema solar. Y, de ser posible, llevar una gorra para evitar una sobre-exposición al sol.

Igualmente esencial es llevar agua encima o saber dónde puedes hidratare durante la sesión de running, para prevenir mareos e incluso vaguidos, pues entrenar bajo el sol y con las altas temperaturas del verano aumenta la complicad y lleva a tu cuerpo a un nivel de esfuerzo más elevado.

Finalmente, hay que tener en cuenta las mareas. Si adiestras por la ribera y hay mareas, probablemente cuando decidas retornar deshaciendo el camino, no puedas, como consecuencia del incremento de la marea. Por consiguiente, debes tener controlada la marea y el camino a proseguir durante la carrera.

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